Efectos de fallas geológicas se pueden controlar; piden evitar vulnerabilidad

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Según expertos, las construcciones bien diseñadas y edificadas con los materiales adecuados disminuyen los peligros durante un movimiento telúrico
Frecuentemente nos preguntamos cuál es la causa de un sismo, porqué se tiene la impresión de que en la Ciudad de México ahora hay más sismos locales que antes, en qué zonas se registran con mayor frecuencia o qué debe hacer la población.

La causa principal de los sismos de baja magnitud son las fallas geológicas activas en el subsuelo del Valle de México. Los sismos ocurren sobre fallas preexistentes, y para que haya un sismo en un determinado punto debe haber abajo una falla activa, explica a Excélsior, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

A nivel nacional, la longitud de las fallas geológicas originadas en las costas del Pacífico es de las más extensas en la República Mexicana. El origen y formación de las fallas tienen causas geológicas, cuyos tiempos son muy extensos, si los comparamos con el tiempo de vida de los seres humanos, incluso miles de años.

Las fallas geológicas son propensas a producir sismos. De hecho, los temblores de gran magnitud que afectan principalmente a la Ciudad de México son desde Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Estado de México y Veracruz.

Los bloques se encuentran en su mayoría en las montañas. Al encontrarse en una zona donde hay gran actividad tectónica, México tiene numerosas fallas, zonas sísmicas y volcánicas.

De las más conocidas es la Falla de San Andrés, una falla transformante continental que discurre por unos mil 300 kilómetros a través del estado de California, en Estados Unidos y Baja California, en territorio nacional; esta falla es famosa por producir grandes y devastadores terremotos.

Otra falla es la del Cañón del Sumidero en el estado de Chiapas, la cual no representa un riesgo considerable a la población. Sin embargo, aparece otra conocida como la Falla Mesoamericana, que es un gran cañón submarino en el océano Pacífico, que constituye el límite entre la Placa de Cocos y la Placa Caribe. Es una depresión del fondo oceánico, como una gran zanja formada por el hundimiento de la Placa de Cocos bajo la Placa Caribe.

Y está el Eje Neovolcánico, que es una cadena de volcanes muy rocosa que sirve de unión entre la Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental, pues pasa por la Ciudad de México y los estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, México, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz, en la región de Los Tuxtlas.

En este sentido, el magma que asciende por el interior de un volcán puede causar un sismo. Sin embargo, la mayoría de los movimientos telúricos ocurren porque las rocas se mueven a lo largo de una falla geológica.

Antes, sólo se contaba con una estación sismológica (la de Ciudad Universitaria), y ahora el Servicio Sismológico Nacional tiene 30 estaciones de banda ancha en el Valle de México, lo que permite detectar casi cualquier movimiento y reportarlo.

En la Ciudad de México y área metropolitana existen casi 100 fallas geológicas que generan sismos considerables en su intensidad o incluso imperceptibles. Cuando un sismo de gran magnitud ocurre fuera del Valle de México, especialmente en las costas del Pacífico, el subsuelo de la capital resiente la llegada de sus ondas (por lo general, muy energéticas), lo que puede provocar que las pequeñas fallas preexistentes se activen y desencadenen los sismos de baja magnitud que se sienten después.

Hace 20 o 40 años, si un sismo de baja magnitud golpeaba una zona poco habitada pasaba inadvertido, pero en la actualidad el Valle de México está densamente poblado, así que cualquier sismo que ocurra aquí, por leve que sea, se sentirá por una parte de la población proporcionalmente mayor.

El jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN), Arturo Iglesias, explicó a Excélsior que una falla geológica es una discontinuidad en la superficie de la Tierra o en la zona somera de la corteza terrestre.

Desde la puesta en marcha de la Red Sísmica del Valle de México, en 1995, se ha visto que los sismos locales ocurren con más frecuencia en la zona Oriente de la Ciudad de México, sobre todo en las alcaldías de Tláhuac y Milpa Alta, y en los municipios de Texcoco e Ixtapaluca, en el Estado de México.

También se presentan, aunque con menos frecuencia, en la alcaldía Álvaro Obregón, específicamente en las colonias Lomas de Tarango y Lomas de Becerra. Y en Coyoacán, Benito Juárez y Miguel Hidalgo, zona centro.

Mientras que en el Centro Nacional de Prevención de Desastres, el subdirector de Riesgos Estructurales, Óscar López Bátiz, sostuvo a este diario que las correctas construcciones disminuyen los peligros durante un movimiento telúrico.

Las principales fallas geológicas en el Valle de México se localizan en el poniente de la ciudad capital desde el Cerro de las Cruces de La Marquesa, llegando hasta Tacubaya-Mixcoac; también está la Falla de la Magdalena Mixhuca, y en el sur la que se encuentra la del Ajusco o Milpa Alta; así como las fallas de Ixtapaluca e Iztapalapa en el oriente.

En territorio mexiquense se ubica la Falla de Acambay, misma que provocó un desastroso temblor magnitud 6.9 en el mes de noviembre de 1912.

Los sismos no se pueden manipular pero sí hay una disminución en los riesgos al adoptar ciertas recomendaciones.

Y mejor aún, los propietarios de inmuebles no necesitan forzosamente contratar a un ingeniero o arquitecto para construir, sino que están disponibles en internet los parámetros de seguridad estructural.

Los expertos subrayaron que los inmuebles más vulnerables pueden ser los edificios muy antiguos, o propiedades en zonas de piso blando construidas con materiales de deficiente calidad.