Sorpresa General Al Descubrir Por Qué Ruth Hana De 91 Años Vivió Años Coleccionando Anillas De Latas

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Nadie sabía lo que Ruth Hana tramaba cuando la veían saltar a los basureros del vecindario y tomar varias latas de gaseosas simplemente para quitarle su anilla y volverla a dejar en la basura. Ella tenía 91 años, lo cual por lo menos lo volvía más extraño.

Poco conocerían el resto de los vecinos de Ruth sobre la colección de anillas de latas que ella mantenía que ayudaba a muchas otras personas.

Las Personas No Creían En Ella
Mientras Ruth Hana escarbaba entre la basura y se metía dentro de los basureros sin pensarlo ni un segundo, quienes tenían la suerte de observarla estaban confundidos por sus intenciones.

Ruth no era una mujer que vivía en situación de calle, y los vecinos de la ciudad sabían quien era. Aún así, nadie pensó en frenarla y preguntarle a la adulta mujer sobre su cometido. Prontamente averiguarían de qué se trataba.

Puede que el resto de las personas no lo entendieran, pero Ruth tenía una misión. ¡Sigue leyendo para enterarte de cuántas anillas de latas coleccionó!

Ruth tenía 91 años y no le ocasionaba ningún disgusto que las personas se le quedaran viendo y juzgándola. Ella había vivido gran parte de su vida en solitario, y no tenía problemas en que la miren fijamente. Al contrario, ella estaba extrañamente agradecida por haber vivido parte de sus años en solitario.

Años y Años Revolviendo La Basura
No se trataba de una actividad innovadora. Las personas del vecindario observaban a Ruth al momento que ella saltaba dentro de los basurales y buscaba entre la basura de los demás habitantes. Ellos estaban confundidos, e incluso muchos de ellos asqueados.

Ella Era Anciana Pero No Iba a Sentarse y Esperar Su Día
A pesar de que Ruth sabía lo que estaba haciendo y que al final tendría su recompensa, ello no la privó de que los individuos se dirigieran hacia su persona con miradas de desaprobación. Incluso algunos se atrevieron a comentarle “estás demasiado grande como para actuar de esa manera“.

Desde Su Casa a Un Hogar Para Ancianos
Eventualmente, Ruth fue trasladada de su casa a un hogar para ancianos. Las instalaciones del lugar eran amenas y quienes la cuidaban entendían que Ruth quisiera asentarse en su nueva casa con su enorme colección de anillas de latas.

Su Misión No Había Acabado
Si bien el hogar para ancianos era un lugar cómodo, Ruth extrañaba el hecho de poder pasear en el exterior. Ella echaba de menos su libertad. Sólo porque estuviera confinada a los terrenos de la casa para ancianos no significaba que iba a dar por terminada su misión.

Ruth Coleccionó Un Millón De Anillas
Ruth estaba deseosa de alcanzar la meta de un millón de anillas de latas. Cuando finalmente pudo encontrar la última de ellas y añadirla al resto de su colección, todos los presentes en el hogar de ancianos se reunieron para evidenciar su éxito.

Incluso cuando la estaban vitoreando y celebrando su conquista, los presentes querían realmente saber de qué se trataba todo ese cometido.

Todo lo que Ruth hizo en aquel entonces fue sonreír de cara a su colección. Ella retornó a su habitación, se colocó sus zapatos y tomó un abrigo.

A posterior, le preguntó a los miembros de la casa de ancianos si podría cargar todas sus cajas repletas del millón de anillas en la camioneta de la empresa.

Los Miembros Del Lugar Estaban Más Que Dispuestos En Ayudar
Los miembros de la casa de ancianos estaban deseosos de ayudar a Ruth, y además ayudaría a que todo el desorden finalmente abandonara el lugar. Pero aún así estaban curiosos de saber la razón de todo ello, y por qué tras tanto tiempo Ruth quiso finalmente deshacerse de las anillas.

Parecía que los pedazos de metal eran de alguna manera importante para la mujer. ¿Pero por qué las estaba entregando?

Ruth Le Indicó Una Dirección Al Conductor
Una vez que todas las anillas de las latas fueron colocadas dentro de la camioneta, Ruth le entregó al conductor del vehículo un pequeño pedazo de papel. Tenía en él escrita a mano una dirección y por la cual, la verdadera misión de Ruth con su colección estaría completa.

Una Construcción Enorme y Un Hombre Con Un Traje
El conductor de la camioneta frenó en frente de una gran construcción. Todos estaban confundidos y no sabían la razón de estar allí. Todos, menos Ruth. Ella había concretado una cita y sabía exactamente lo que le esperaba.

Fue entonces que un hombre vestido de traje se acercó hasta la puerta de entrada y se dirigió directamente hacia la camioneta preguntando por Ruth.

Ruth estaba donando su colección entera de anillas de latas a la Casa de Caridad de Ronald McDonald, una agrupación sin fines de lucro. El interrogante aún se mantenía, ¿Por qué lo hacía?

Como resultaba ser, aquella vez no era la primera de Ruth ayudando a personas que más lo necesitan. Ella solía donar dinero para caridad y ayudaba en cualquier cuestión que necesitara. Empero, la Casa de Ronald McDonald ocupaba un lugar especial en su corazón.

Ellos ayudaban a facilitar los programas para familias con niños necesitados, es decir aquellos que sufren de alguna enfermedad.

Ruth Había Crecido En Un Orfanato
Ella mantenía bien cerca de su corazón a la organización debido a su propia infancia. Ruth había crecido en un orfanato y nunca conoció la sensación de tener a alguien cuando se sentía sola, asustada o enferma.